El Arquitecto, núm. 10, año 1, vol.1

Abstract

Culmina el año e inicia una etapa de renovación, no sólo marcada por un cambio en el calendario, sino por el arribo de un nuevo gobierno a nuestra contro vertida capital, tan necesitada de impuisar el sector de la construcción y de incentivar las obras públicas, puntos relevantes en la agenda propuesta por los dirigentes encargados de guiar, en breve, a esta inmensa urbe. Muchas obras han sido cumplidas, otras se encuentran en vías de desarroiio y abundan ios planes para consolidar el crecimiento ordenado, con la infraestructura básica, de la ciudad de México. La generación de vivienda para ios estratos más necesitados, por supuesto constituye uno de ios temas de discusión latentes para todos, tanto como el rescate de la calidad del medio ambiente. Resulta alentador conocer sobre el plan ambiental de 1998, el cual incluye la continuación de los programas de reforestación, el monitoreo a las industrias para que reduzcan sus emisiones contaminantes, así como los planes de obras hidráulicas hasta el año 2000. También concita el interés el fomento de las ciudades periféricas, previsto a través de la nueva estrategia de crecimiento definida hasta el 2020, mediante lo cual se pretende reordenar el desarrollo poblacionai de nuestra megalópolis para la segunda década del siglo venidero. De tai forma, compete ai gremio arquitectónico, partícipe de un modo u otro en cada uno de esos planes, estar vigilante de su cumplimiento, ser crítico ante ias rregularidades o apoyar las buenas iniciativas, para salir adelante en el proyecto común: hacer de la ciudad de México nuestro hogar, un lugar habitable y disfrutable para todos.