La historia nos muestra que la experiencia humana viene dialécticamente formada entre el impuslo creador y el destructor, y el rumbo que la humanidad ha seguido es producto de ambos. Así, dentro de este vasto contexto, podemos observar logros y fracasos. El mundo moderno, con su paradigma científico basado en la idea y uso de la razón se ha agotado, o por lo menos, no puede ser tomado como absoluto para la consecución de los ideales humanos más altos.